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Las fotos nunca vistas de la Casa Azul, el hogar de Frida Kahlo

‘Pintada de azul, por fuera y por dentro, parece albergar un poco de cielo’, escribió una vez el poeta modernista, Carlos Pellicer, sobre la Casa Azul, el recinto que fue el hogar de Frida Kahlo durante mucho tiempo. Este es el lugar donde nació y creció la artista. El mismo sitio al que regresó cuando su carrera mundialmente famosa floreció, al mismo tiempo que su matrimonio con el pintor, Diego Rivera, se desmoronaba. Además, fue aquí donde falleció a la edad de 47 años. La artista murió a causa de una embolia pulmonar después de una vida dolorosa y llena de problemas de salud. La Casa Azul no solo fue su residencia, sino también el ‘universo artístico y estético que nutrió la obra de Kahlo’, explica el experto en historia del arte, Luis-Martín Lozano.

Cuando Luis-Martín Lozano escribió ‘Frida Kahlo: The Complete Paintings’ —una exhaustiva crónica que combina el análisis en profundidad de las obras de la pintora mexicana, Frida Kahlo, con detalles íntimos de sus diarios y archivos personales, publicada este septiembre por la editorial Taschen— sabía que su historia no estaba completa sin la de su casa. Por ello, en las extensas páginas de su obra se incluyen varias fotografías fascinantes y nunca antes vistas del complejo arquitectónico color cobalto.

Algunas imágenes retratan los excéntricos y poderosos detalles que alberga la Casa Azul en su interior. Frida Kahlo la decoró con todo tipo de objetos, desde antiguos artefactos aztecas hasta plantas autóctonas y piezas de arte encontradas en mercados locales. Otras imágenes muestran a la artista en su propio oasis con Diego Rivera a su lado. (‘Las fotografías de Frida Kahlo y Diego Rivera en la Casa Azul invitan al lector a entrar en esta excepcional y compleja relación’, dice el historiador de arte).

Así, el lector obtiene una visión sin precedentes del refugio histórico, no solo de Frida Kahlo y su esposo, sino de toda una muestra de la volátil vanguardia de mediados del siglo XX: El político, León Trotsky, vivió allí durante dos años tras su exilio de Rusia y durante un breve periodo, también lo hizo el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz. ‘Frida Kahlo construyó un ambiente idílico y estético en la Casa Azul’, dice Luis-Martín Lozano. ‘Era un ambiente único, cosmopolita y una visión de la cultura universal’.

Hoy, la Casa Azul es un museo. Miles de personas acuden diariamente a recorrer sus diez habitaciones, algunas de ellas se han reconvertido en galerías, mientras que otras mantienen la misma apariencia que tenían cuando la pintora mexicana falleció en 1954. Con el estatus casi mítico de Frida Kahlo como artista —la ‘Fridamanía’ sigue vigente, incluso casi 70 años después de su muerte—, para muchos la visita es casi una experiencia espiritual: ‘La Casa Azul se ha convertido en una especie de peregrinación de gente que quiere encontrarse con la propia Kahlo’, dice el historiador de arte. ‘Las fotografías del libro permiten al lector entrar realmente en este universo’.

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