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Nelson Castro: «Putin no tuvo en cuenta que es imposible parar toda la tecnología»

El periodista Nelson Castro habló con Jorge Fontevecchia para Radio Perfil sobre la cobertura que realizó de la Guerra en Ucrania.

–  Nelson es una de las pocas personas que ha trabajado en periodismo y criticado a los distintos gobiernos con igual intensidad, sean de un lado y del otro de la grieta. Siempre dije que era difícil ser independiente de los poderes pero lo más difícil era ser independiente de la audiencia y pelearse con uno y otro lado de la grieta lo que uno paga es un costo que Nelson Castro siempre ha llevado delante. 

-A la larga te lo terminará reconociendo la gente, más allá de lo que hoy representa todo el fenómeno de las redes, el fenómeno de los trolls es un mundo muy pequeño. Yo camino la calle, me gusta hacer la vida cotidiana de todo el mundo porque me da libertad y porque es un testeo muy fuerte de esa realidad.

La calle te demuestra que ese mundo que a veces domina en las audiencias, es un mundo muy mínimo, que no representa la realidad en toda su vastedad.

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– En Estados Unidos uno ve que la principal escuela de periodismo, la Universidad de Columbia, ellos consideran que es una carrera de posgrado, no de grado. ¿Cómo la medicina atraviesa tu profesión y te permite una mirada humanística que sin esa profesión no hubieras tenido?

– Algo tan especial como la medicina que te da lo que nosotros llamamos «el ojo clínico» está presente en todo y te permite rápidamente hacer una evaluación de situaciones, de personas en situaciones y de las características de las personas. Esa formación la agradezco y surge naturalmente.

– Te da pensamiento crítico, te obliga a desconfiar de lo evidente, la verdad hay que descubrirla

Efectivamente, la ciencia es así, es algo que se discute. Hay cosas que son verdades indiscutibles, pero no siempre la verdad surge con esa claridad. El hecho genera miradas distintas. Es un elemento clave que nosotros tenemos que transmitir a los periodistas más jóvenes y que también tienen que aprender los propietarios, dueños de medios. Es muy clave el peso de la realidad. Vos podés querer ocultar una realidad, porque tu audiencia aparentemente quiere una determinada cosa, pero la realidad se impone también a esa audiencia.

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Nosotros no manejamos la realidad, es un elemento muy importante para tener en cuenta y eso es algo que los poderosos no consideran, creen que la realidad la manejamos nosotros y no es así. En el mundo de las redes sociales amplias, podés decir «no voy a hablar de la inflación» pero está.  El problema no es la visión de tal o cual periodista, el problema es la realidad, que no se puede ocultar.  

– ¿Notás el cambio que produce en los medios la competencia de las redes sociales, los hace con sesgos paradigmáticos más marcados que en el pasado? ¿Cómo lo ves? 

Si querés trabajar periodísticamente, la sociedad tiene la posibilidad de marcarte la agenda o de desmarcarse de la agenda periodística cuando la agenda no coincide con la realidad. Hay otro elemento muy importante que lo da la tecnología, está el testeo de cómo vos presentás esa realidad. Antes vos podías decir cualquier cosa porque la audiencia del lugar donde vos estabas trabajando no lo recibía, hoy es universal.

– ¿Encontrás una espectacularización del periodismo? ¿El periodismo se convirtió en una representación con una espectacularidad de interpretar los deseos de la audiencia actuándolos?

– Pongo como ejemplo la cobertura de la guerra. Lo que nosotros narramos naturalmente parecía sacado de una película. Hoy la realidad tiene elementos increíblemente espectaculares, que antes te lo reflejaba una película y hoy la tecnología te lo permite representar en vivo y en directo con claridad.

Cuando nosotros llegamos el viernes 18 a Kiev en la oscuridad total, yo veía esto y decía «es una película». Este elemento nos obliga a tener en cuenta que estamos con la realidad para ser rigurosos y no creernos que somos actores de cine. Hoy la tecnología te permite transmitir esa vivencia con un nivel de espectacularidad que antes te lo permitía el cine. La realidad es increíble, supera cualquier ficción.. Existe la necesidad de seguir siendo periodistas y no creer que estamos en una película.

– Esta guerra que vos cubriste probablemente sea la primera guerra en la que todas las herramientas tecnológicas están en operaciones, donde un celular es una cámara de filmación.

– Es muy interesante porque te genera una adrenalina extra porque vos sentís que estás siendo testigo y protagonista porque podés llegar en el mismo momento, estar en medio del tiroteo. Sos testigo y casi protagonista de los hechos.

– Pero salís de ahí, hablás por teléfono con tus familiares. Crea una situación de no lugar, estás viviendo una guerra pero al mismo tiempo estás conectado con el resto del mundo.

-Es muy particular porque terminás de habituarte, a lo mejor estaba hablando con vos y estaban sonando las bombas. El primer día nos impactaba, el segundo ya formaba parte de la normalidad y durante veinte días hablábamos normalmente con nuestras familias y decíamos «no te preocupes pero están cayendo las bombas, pero estamos a diez, quince cuadras». Eso es una cosa que yo no había vivido nunca, es extraño.

Putin ya perdió

– ¿Será este el error de Putin, no entender de que hoy, diez años después, una guerra es otra cosa porque casualmente la gente la puede vivir no solamente a través de los medios que se puedan controlar sino a través de dispositivos que son incontrolables?

– Por supuesto. Ir al frente ruso es imposible, ha habido contacto de las embajadas rusas con distintas organizaciones periodísticas para ir a la zona del este, con la condición de que tenés que ir con ellos y ellos ven lo que vas a emitir. No hay ningún periodista importante haciéndolo. Las imágenes de los soldados rusos que caen prisioneros hablando con su familia, con la madre diciéndole «¿qué estás haciendo ahí?». Putin no ha tenido en cuenta que es imposible parar toda la tecnología, es un límite muy importante en cuanto a las decisiones que se tomen en este nivel.

– Se decía siempre que la primera víctima de una guerra es la verdad. En el pasado, quien hacía la guerra controlaba la comunicación. Hoy es imposible que se controle la comunicación, con los teléfonos inteligentes la guerra se convirtió en algo público. En aquellas zonas del planeta donde hay buena conexión a internet y hay tecnología, la guerra no va a volver a ser nunca un tema solo de militares, va a ser un tema de comunicadores.

– Eso es muy importante. Es un error muy claro de Putin, una guerra en Europa tiene un nivel de impacto a nivel mundial, lo tecnológico juega un rol clave. Para nosotros profesionalmente nos pone en una posibilidad nunca antes vista.

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