Color, alegría, frescura, energía… Son muchos los regalos que nos hacen las plantas de interior. Muchas las cualidades que aportan a nuestra casa, especialmente en los meses de invierno cuando tanto necesitamos ese plus de vitalidad. Por eso siempre es buena idea tener en casa un cactus de Navidad (Schlumbergera), que en esta época se llena de preciosas flores. Aquí tienes todas las claves para conseguir que luzca espectacular. Un cactus especial Si eres amante de las suculentas y de las crasas, seguramente conoces sus peculiaridades y sabrás que son resistentes y fáciles de cultivar, ya que no necesitan demasiados cuidados. Eso ocurre también con el cactus de Navidad, aunque difiere ligeramente del resto de cactáceas. Para empezar, carece de espinas. Se trata de una planta de origen tropical, procedente de las húmedas selvas y bosques de Brasil, por lo que sus necesidades de riego son mayores que las del resto de cactus. Es una especie epífita, lo que quiere decir que puede crecer sobre otras plantas o árboles. Cuando alcanza un tamaño considerable los tallos caen hacia abajo. Dentro del universo de las Schlumbergeras se incluyen numerosas variedades, que se diferencian por el color de sus flores, entre otras cosas: Schlumbergera truncata, Schlumbergera Bucklei, Schlumbergera opuntioides, etc.