Tarántulas, invitadas en mesa camboyana
Debido a su escasez este insecto se ha vuelto diez veces más caro que hace unos años.
Las tarántulas asadas hacen las delicias de los turistas en Camboya, ávidos de probar esta curiosidad culinaria local. Pero cada vez quedan menos en el país, víctimas de la deforestación y de los cazadores que abastecen al mercado de arañas vivas.
“Las ‘a-pings’ son famosas en Camboya, pero cada vez son más escasas”, se lamenta Shea Voeun, que vende tarántulas frescas o cocinadas desde hace 20 años en el mercado de Skun, una pequeña ciudad situada a 75 kilómetros de la capital, Phnom Penh.
Skun se ha especializado en la tarántula cebra, llamada ‘a-ping’ en jemer, lo que le valió el apodo de “ciudad de las arañas”. Algunos turistas acuden especialmente desde Phnom Penh para visitar su mercado y otros hacen un alto gastronómico de camino a Siem Reap y los templos de Angkor.
Una turista australiana, Elisabeth Dark, describe cuán “crujiente” es la carne de la tarántula (Cyriopagopus albostriatus), unos animales que también están presentes en las vecinas Tailandia y Birmania.
“Solo he comido las patas de la araña, es la primera vez que pruebo esto, así que tenía un poco de miedo”, explica la turista, que también degustó ranas y saltamontes, igualmente a la venta en el mercado de Skun.
El encarecimiento de la tarántula se debe a la creciente escasez del animal, según los vendedores, que aseguran que cada vez es más difícil encontrarlo en las selvas de las provincias de Kampong Thom y Preah Vihear.