Testimonios
DANIEL MOLINA Y DELIA FORTUNATO
El sentido de la vida
Esta historia, nos habla de que maravillosamente no podemos ayudar a nadie, que tan solo podemos transmitir información, para que pueda sanar la percepción de su realidad, e iniciar, así, su camino de amor…Un día en plena temporada, aparece en la Feria, “Ella”, a comprar un mazo de cartas de tarot. Se la veía algo ansiosa, y como hacía con todos mis clientes, comenzamos a charlar un rato. Me cuenta, que se había quedado sin trabajo, que estaba preocupada, a la deriva, y que estaba viviendo temporalmente en la casa de una amiga que la estaba ayudando. No sabía cómo seguiiiir!!! y se le había ocurrido tirar cartas de tarot. Haría unos folletos, y los repartiría por la playa o en la calle, y así poder sobrevivir. Mientras ella me contaba bastante compungida, lo que le estaba pasando, yo, la observaba. Sentí su nobleza y me dio ternura su sentir, fue ahí cuando me transporte en que ella, tal vez, podría encontrar un rumbo en su vida desde del tarot, entonces, le ofrezco un espacio en la Feria, para que ella pudiera trabajar sin cargo y además le administraría clientes que la llamarían. Todo cerraba…
LLORO DE EMOCION!!!!… Con el tiempo fui conociendo la realidad de su vida, era una persona depresiva, no podía salir de sus adicciones y tenía varios intentos de suicidio en su haber. Estaba medicada y cada tanto tenía una recaída, pero caía de tal forma, que no tenía voluntad ni siquiera para levantarse de la cama. Entonces, si por la mañana, Ella, no me contestaba la pasaba a buscar por su casa, la sacaba de la cama, la mandaba a duchar y a trabajar!!!
Un día, después de haberla llevado al hospital por querer dejar de existir aumentando la medicación. Igualmente, siempre con ese instinto de supervivencia, de desear cambiar su vida y al tiempo perder la voluntad para hacerlo. No podía encontrar en ella el amor que le daría la fuerza para así encontrar la voluntad para el cambio que deseaba. Así, fue que un día, le dije que si confiaba en mí, venga a las ocho de la mañana a la puerta de la feria. Ese día vino -saco voluntad no sé de donde, pero vino- y la lleve a la casa de los abuelos donde yo, ya, previamente, había pedido permiso para la visita. Busque a uno de los abuelos que yo conocía, era uno de los más alegres.
El sufría de alzhéimer, así es que él, no me recordaba pero yo a el si. Los presente, nos sentamos bajo un árbol pidiéndole a Él, que le contara una historia, una historia que lo haya impactado en su vida. Yo creo que fue la mejor historia que podríamos haber escuchado en la vida, por la pasión con la que el realizaba su relato. Ella escuchaba, mientras otros abuelos se fueron acercando despacito, a saludarnos y a escuchar tan entretenido relato. Después de un largo rato, de haber compartido la mañana con ellos y de haber disfrutado de ese momento tan maravilloso, nos fuimos.
Ella sintió una emoción muy especial al haber vivenciado un mágico sentimiento de UNION, fue como encontrar un sentido más profundo del que porque estar viva, con tan solo un pequeño proyecto. Mostrándole que todos nos necesitamos, y que todos la necesitamos también, y que ella tenía mucho para dar a los demás, si salía del lugar de VICTIMA donde ella se había posicionado. Al poco tiempo, ella empezó a bajar la medicación, a generar proyectos para trabajar y tan solo, en 15 días genero por lo menos tres sueldos mínimos atendiendo hasta casi diez personas por día!!! Fue maravilloso ver su transformación. Logro conectarse, ayudar a sus hijas y al darse cuenta que podía, aparecieron muchos y nuevos proyectos. Luego, bueno, se enamoró y siguió su vida.-
Logró conectarse con los abuelos, regalándoles su tiempo con esa visita, para tan solo escuchar su cuento, sin esperar nada a cambio, solo siendo dadora, dadora de amor. En ese momento compartido, donde la sensación de alegría invadía el jardín de los Abuelos, sintió un increíble sentimiento de amor que la hizo salir del egocentrismo, en que se hallaba sumergida y que no le permitía ver el verdadero sentido de la vida que es… AMAR.
DANIEL MOLINA Y DELIA FORTUNATO.-